La competitividad de un país depende de varios factores, entre ellos el grado de innovación de sus empresas, el entorno institucional favorable y la capacidad de articulación de los conglomerados y las cadenas de valor.
El Estado puede favorecer el desarrollo económico promoviendo dicha articulación entre empresas, instituciones de investigación, instituciones del sector privado y el gobierno. A esto apunta a la política de conglomerados en los sectores culturales, siempre teniendo una presencia del sector privado en la ejecución de estos programas ya que son los únicos beneficiarios. Así, cada conglomerado tiene -en el Grupo Gestor- representantes del sector privado.