Desde la época prehistórica, los humanos han realizado diferentes actividades en relación al tratamiento de los muertos enmarcadas en complejas ceremonias y rituales.
Estas prácticas funerarias, varían de acuerdo al grupo cultural, a la época, al lugar geográfico y a la posición social del difunto, reflejando las diferentes creencias en torno a lo que acontece posteriormente a la desaparición física de los individuos.
Pero más allá del acontecimiento particular del deceso de un familiar, de un amigo o de un personaje destacado entre otros, en las diferentes culturas se han consolidado rituales y ceremonias que implican el culto a los muertos y/o el recuerdo a los antepasados en general.
Estas festividades, con el transcurso de los años y de los siglos, se han concentrado en días específicos. Antiguamente, el recuerdo a los antepasados fallecidos, se superponían a ceremonias y rituales relacionados con el calendario agrícola.
Una de estas prácticas antiguas, era una celebración Celta en honor a los muertos, que se realizaba al final de las cosechas, dando inicio a un nuevo ciclo. Durante los festejos se consumían alimentos, bebidas y se celebraba alrededor de grandes fogatas recordando a los antepasados. Coincidían generalmente con el fin del otoño e inicios del invierno en el hemisferio norte y con el transcurso de los siglos, llego a consolidarse en el 31 de octubre. Esta fecha a su vez coincidía, con el día previo (la víspera) al de Todos los Santos de la religión cristiana. Algunos lingüistas explican, que halloween –el nombre con el cual conocemos actualmente a esta celebración-, es una transformación de la frase all hallows evening que significa víspera del Día de Todos Los Santos.
El Día de Todos los Santos, es una festividad, que durante la época medieval, en los siglos VII, VIII y IX, algunos Papas católicos fueron consolidando. El objetivo era adjudicar un día específico para recordar a todos los mártires o a todos los santos que no estuvieran canonizados y por ende, no les correspondía un día en el calendario para su recordatorio. En el catolicismo, todos los días del calendario se corresponden con un santo o santa canonizado. Finalmente queda establecido el 1° de noviembre como fecha recordatoria para todos aquellos “santos y santas”, que pese a que quedaron consignados en los libros y calendarios, fueron fieles cristianos y vivieron como hijos de Dios, según explica la religión católica. Recordemos que en el catolicismo, todos los días del calendario se corresponden con un santo o santa.
Un siglo más tarde, el abad de una localidad al sur de Francia, impulsa que se conmemore al día siguiente del de Todos los Santos, es decir el 2 de noviembre como el Día de los Muertos, para orar por las almas de los fieles que habían fallecido. Esta celebración se difundió rápidamente por Europa.
Éstas tres celebraciones, en la Europa Mediterránea y en la aglosajona se continúan hasta el presente, y fueron difundidas en América a partir del siglo XV o con la llegada de los primeros europeos en sus áreas de influencias.
En América, éstas festividades tomaron características locales, en donde se sincretizaron con ceremonias y rituales ya practicadas por diferentes nativos americanos, dando lugar por ejemplo, a los coloridas Fiestas del Día de los Muertos en México.
En el Río de la Plata, desde la época colonial ya se celebraba el Día de Todos los Santos y el Día de los Muertos. Y si bien el primero prácticamente está olvidado, el segundo mantiene algunas de sus características más tradicionales como la visita a los cementerios. Actualmente y hace ya algunas décadas, la difusión masiva de los medios de comunicación entre otros aspectos, han consolidado las celebraciones de halloween en nuestro país, tornando cotidiano que los 31 de octubre, recorran nuestras calles niños disfrazados que reclaman dulces.
En antropología, estos fenómenos tienen nombres: "sincretismo" cuando se amalgaman varios rituales; "aculturación" cuando por imposición de determinadas pautas culturales se pierden las propias y "endoculturacón" cuando se transmiten pautas culturales de generación en generación.
Pero sobre todo, estos fenómenos son reflejo de la dualidad de las culturas en donde son dinámicas y en continuo proceso de transformación, pero a la vez aferradas a sus tradiciones.